Tal cuál comentábamos en la edición anterior, los alimentos pueden ser la más poderosa medicina o un factor de riesgo de diversas enfermedades, ya que muchas de estas se originan a partir de una nutrición ineficiente, caracterizada por un consumo elevado de energía o calorías acompañado de una gran escasez de nutrientes. En este sentido, existen alimentos de consumo cotidiano que aportan pocos o ningún nutriente a nuestro organismo y que tienen un efecto negativo sobre la salud. Hoy es el turno del azúcar refinado, uno de los productos más consumidos hoy en día.

DULCE VENENO PARA LA SALUD

El azúcar refinado se caracteriza por aportar, principalmente, calorías vacías; esto quiere decir que no aporta ni vitaminas ni minerales. Luego del proceso de refinación por el cual atraviesa la caña de azúcar, se obtiene un producto tan puro que lo único que aporta al organismo son moléculas de sacarosa, un carbohidrato poco complejo, que se absorbe fácilmente en el organismo y hace elevar rápidamente nuestra glicemia en sangre. Ante este veloz incremento de la glucosa o azúcar en sangre, nuestro páncreas actúa rápidamente en regularizar dicha situación fabricando y liberando una hormona llamada insulina que favorece el depósito de esa glucosa en los tejidos corporales y normaliza el azúcar en sangre.

¿Las consecuencias? Si bien este es un mecanismo normal del organismo, situaciones frecuentes de este tipo pueden producir un agotamiento de este órgano, constituyendo un factor de riesgo sumamente importante en el desarrollo de la diabetes.

El consumo elevado de azúcar refinado no solo favorece a la aparición de la diabetes sino también de otras muchas enfermedades como las cardiovasculares, la obesidad, caries dentales, cáncer, entre otras.

En la actualidad, el problema no es solo el azúcar de mesa tal como lo conocemos, sino que a este se le suma una inmensa oferta de productos industrializados ricos en azúcares y sus derivados, como por ejemplo, el jarabe de maíz de alta fructosa, muy utilizado por la industria e incluso más perjudicial que el propio azúcar.

Rico, dulce, y SANO

La creencia popular de que no es posible comer rico y sano a la vez, y más cuando se trata de cosas dulces, no es más que un mito. La buena noticia es que ¡sí se puede!

El primer paso es dejar de lado el consumo cotidiano de productos industrializados, que contienen grandes cantidades de ingredientes como azúcar, colorantes, conservantes y muchos otros que son perjudiciales para nuestra salud. Volvamos a lo natural, a lo hecho en casa, a los ingredientes nobles y simples.

Existen sustitutos naturales del azúcar, que nos permiten disfrutar de alimentos dulces, sin usar ni un gramo de azúcar refinado. Las mejores opciones para utilizar como endulzante son: la stevia, un edulcorante natural proveniente de una planta, la miel, los dátiles y el jarabe de agave.

Además, a partir de ingredientes naturales podemos elaborar postres, súper saludables y nutritivos. Te mostramos aquí un ejemplo de una receta fácil y rápida de preparar:

TARTA DE CHOCOLATE Y DÁTILES RAW
Ingredientes: 2 tazas de almendras o nueces molidas, 1 taza de avellanas molidas, 3 cucharadas de cacao en polvo, 20 dátiles remojados y descarozados, 1 cucharada de jarabe de agave o miel, pizca de sal, agua cantidad necesaria (suficiente para otorgarle la consistencia).
Procedimiento: Mezclar todos los ingredientes dándole forma de tarta. Llevar 1 hora a la heladera, y ¡ya está listo para disfrutar!

¡Hasta la próxima semana!

Lic. en Nutrición Gimena Machado.