Existe una frase de la cual todos hemos oído hablar, “que la medicina sea tu alimento”, y que data de varios siglos antes de Cristo. A lo largo de la historia, numerosos pensadores han apoyado y desarrollado esta teoría, como el reconocido Thomas Edison quien afirmaba que el médico del futuro no va a tratar la enfermedad con medicamentos sino que la prevendrá a través de la Nutrición. Hoy en día contamos con el aval científico suficiente para reconocer el papel de la alimentación en la prevención y en el tratamiento de las enfermedades.

En el mundo que vivimos hoy, cada vez es más fuerte la tendencia hacia una alimentación saludable, la cual va ganando nuevos adeptos, que luego de experimentar de forma vivencial los beneficios de una nutrición consciente, ya no desean volver a aquellos viejos hábitos causantes de muchas de las enfermedades y síntomas que más nos afectan.

Para empezar el camino hacia una vida saludable, lo más importante es dar el primer paso, ninguna acción que perdure en el futuro empieza sin una primera iniciativa y sin un paso a la vez. Muchas dietas fracasan porque proponen cambios mágicos en pocos días, que al no poder incorporarlos a nuestra vida generan frustración. Sin embargo, si buscamos cambios reales, que promuevan una mejor nutrición y con ello una mejor calidad de vida, los vamos a terminar incorporando como propios. Lo que es nuevo hoy, puede ser un hábito mañana.

Cuando hablamos de cambios de hábitos y no de una dieta solo para bajar de peso, mejoran muchos aspectos de nuestra vida. Síntomas como dolores de cabeza, hinchazón, inflamación, estreñimiento, alergias y resfríos, que tanto interfieren en nuestra vida diaria y causan malestar, empiezan a disminuir notablemente. Si el objetivo solamente es bajar de peso, todos estos aspectos son dejados de lado, cuando deberían ser inseparables al hablar de alimentación. Perder peso con una dieta es como pedirle dinero prestado al banco, hay que devolverlo con intereses ya que se generan efectos posteriores no deseados. Cuando empezamos a preocuparnos por la calidad de la alimentación más que por las calorías, el descenso de peso no es más que una consecuencia.

Te sugerimos algunos tips para dar ese primer paso que te está faltando:

  • Aumentá el consumo de alimentos crudos, los vegetales en su estado crudo aportan más vitaminas, minerales y enzimas que si los cocinamos, nutriendo mucho más a nuestro organismo. Intentá que la mitad de lo que comes en el día sea crudo y natural.
  • Mucho color en tu alimentación. Para asegurarnos de que no nos falte ningún nutriente en nuestra alimentación es importante variar los colores, ya que cada uno representa un nutriente diferente. No solo te asegurás un aporte variado, sino que experimentarás nuevos sabores.
  • Disminuí el consumo de productos industrializados y optá por la cocina casera, no solo te estarás alimentando mejor, sino que se potencia el rol socializador del alimento y se crean lazos familiares más fuertes.
  • Dedicale tiempo a comer, tomate el tiempo para disfrutar de la comida y masticar bien los alimentos, así obtendrás un mayor beneficio de todos los nutrientes que estás incorporando a tu organismo.

Después de estas sugerencias, ¡solo te falta dar ese primer paso!

NUESTRA SALUD DEPENDE DE NUESTRA ACTITUD.

Lic. en nutrición Gimena Machado.